Abundancia es riqueza. Escases es pobreza. Dios envió a su Hijo a traernos liberación y vida en abundancia: “El ladrón no viene sino para hurtar y matar y destruir; yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia. Yo soy el buen pastor; el buen pastor su vida da por las ovejas. Mas el asalariado, y que no es el pastor, de quien no son propias las ovejas, ve venir al lobo y deja las ovejas y huye, y el lobo arrebata las ovejas y las dispersa” (Juan 10: 10-12).
Demostremos que la única religión en el mundo que desde sus orígenes tiene muy bien definidas sus concepciones de la vida y la subsistencia humana es la doctrina de Cristo. “La salvación viene de los judíos” (Juan 4: 22).
La pregunta de Pedro, cuando el joven rico se fue triste porque tenía muchas posesiones, es quizás inevitable: “He aquí, nosotros lo hemos dejado todo, y te hemos seguido; ¿qué pues, tendremos? (Mateo 19: 27). Hoy es su pregunta debido a las exigencias que por derecho tiene usted de “vivir viviendo no vivir muriendo” (Hugo Chávez Frías).
El pueblo de Dios, el antiguo Israel, nace en la búsqueda de la gran nación: “Y haré de ti una nación grande, y te bendeciré, y engrandeceré tu nombre, y serás bendición” (Génesis 12: 2).
Y con sobradas razones sociales y benéficas se le pide un diezmo anual para sostener el ministerio de los sacerdotes, así como un diezmo trienal para los pobres, como también perdonar el empréstito a los hermanos: “Del extranjero demandarás el reintegro; pero lo que tu hermano tuviere tuyo, lo perdonará tu mano, para que no haya en medio de ti mendigo; porque Jehová te bendecirá con abundancia… prestarás entonces a muchas naciones, mas tú no tomarás prestado; tendrás dominio sobre muchas naciones, pero sobre ti no tendrán dominio” (Deuteronomio 15: 3-6). La cursiva es nuestra.
Ser considerado oveja es ser miembro de iglesia, nunca observar una conducta sumisa. Ser “ovejas” no significa ser sumisos o sumisas ante todo lo que digan o pidan nuestros pastores. Y si esto no es suficientemente claro la declaración de Cristo como buen pastor es contundente cuando descubre la maligna pretensión de los lobos rapaces que se aprovechan de la inocencia de los pobres para cometer todo tipo de fraudes contra ellos. Sobre todo mantenerlos en la ignorancia. “Nos han dominado más por la ignorancia que por la fuerza” (Simón Bolívar). Mas N. S. Jesucristo se refiere a así mismo como el que nos libera de todo yugo porque es Dios y Señor:
A) “Jesús le dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí” (Juan 14: 6).
B) “Y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres” (Juan 8: 32).
Al seguir estudiando la historia del joven rico el relato dice que se fue y no aceptó el llamado de seguir a Cristo. Ello impone la necesidad de una doctrina social justa entre ricos y pobres y ante el beneficio que sobrevendrá al organizar la iglesia. Exigir los diezmos era correr el riesgo del fracaso ante las multitudes necesitadas. El diezmo era una fórmula jurídica de la Sinagoga, y había fracasado. Y sería un fracaso global ante la multitud que seguía a Cristo y necesitaría una economía totalmente diferente de aquella contemplada en la Ley de Moisés y que nadie quería cumplir.
Luego es perfecto que la doctrina cristiana imponga algo novísimo, algo sobrenatural, como los milagros que se sucedían todos los días ante los ojos de todos. No hay dudas, la enseñanza de Cristo es oportuna: “Anda, vende todo lo que tienes, y dalo a los pobres, y tendrás tesoro en el cielo; y ven, sígueme, tomando tu cruz” (Marcos 17: 21).
“¿Qué, pues, tendremos?” es la pregunta de nuestro tiempo que solo tiene respuesta ahora cuando por el desarrollo científico técnico han alcanzado los medios de comunicación: prensa, radio, televisión. Todos reunidos en Internet y las redes sociales.
Tiempo anunciado por el profeta Daniel: “Pero tú, Daniel, cierra las palabras y sella el libro hasta el tiempo del fin. Muchos correrán de aquí para allá, y la ciencia aumentará” (12: 4).
Pero es al profeta Malaquías a quien se le revela la existencia de la “ventana de los cielos” que se abrirán oportunamente para producir abundancia en el pueblo de Dios (3: 10).
Ciertamente que el espectro radioeléctrico es creación de Dios y él permite las comunicaciones de radio, televisión y ahora Internet. Nadie puede negarlo. Así como tampoco puede negarse el querer utilizar, ahora, Internet y las redes sociales para formar y organizar una red social financiera que resuelva el desempleo, la pobreza y el hambre.
Que supere la economía actual del diezmo que fracasó y dé oportunidades nunca vistas y experimentadas de obras sociales, benéficas, culturales, deportivas y científicas. Esto por la estructura jurídica que brindan las Fundaciones como entes autorizados para desarrollar exclusivamente dichas obras. Obras que la estructura jurídica de las iglesias no le permite hacer.
Nuestra red social financiera exigirá que cada iglesia organice su Fundación.
Esto traerá disensión y persecución:
A) “Respondió Jesús y dijo: De cierto os digo que no hay ninguno que haya dejado casa, o hermanos, o hermanas, o padre, o madre, o mujer, o hijos, o tierras, por causa de mí y del evangelio, que no reciba cien veces más ahora en este tiempo: casas, hermanos, hermanas, madres, hijos, y tierras, con persecuciones; y en el siglo venidero la vida eterna. Pero muchos primeros serán postreros, y los postreros, primeros” (Marcos 10: 29-31). El subrayado es nuestro.
B) “No penséis que he venido para traer paz a la Tierra; no he venido para traer paz, sino espada. Porque he venido para poner en disensión al hombre contra su padre, a la hija contra su madre, y a la nuera contra su suegra; y los enemigos del hombre serán los de su casa” (Mateo 10: 34, 35). El subrayado es nuestro.
Este gran debate sobre la abundancia, del manejo de la ciencia económica para producir felicidad y prosperidad estará sujeto a las leyes que rigen en Venezuela para la formación de la Comuna Socialista.
Ningún pastor, por muy ilustrado que sea, ninguna persona, por mucho poder económico que ostente, y nadie, por mucho poder político pueden oponerse a este proyecto. Esfuerzo exigido por el Gobierno nacional y las leyes habilitantes dictadas a esta fecha nos obligan a todos que para el año 2019 eliminemos la pobreza en todos sus niveles. Así lo determina el 59 Constitucional cuando pone límites a las religiones para evitar falsas enseñanzas: “El Estado garantizará la libertad de religión y de culto. Toda persona tiene libertad de profesar su fe religiosa y cultos y a manifestar sus creencias en privado o en público, mediante la enseñanza u otras prácticas, siempre que no se oponga a la moral, a las buenas costumbres y al orden público. Se garantiza, así mismo, la independencia y la autonomía de las iglesias y confesiones religiosas, sin más limitaciones que las derivadas de esta Constitución y la ley. El padre y la madre tienen derecho a que sus hijos o hijas reciban la educación religiosa que esté de acuerdo a sus convicciones”.
“Nadie podrá invocar creencias o disciplinas religiosas para eludir el cumplimiento de la ley ni para impedir a otro u ora el ejercicio de sus derechos” (Constitución de la República Bolivariana de Venezuela).
Demostremos que la única religión en el mundo que desde sus orígenes tiene muy bien definidas sus concepciones de la vida y la subsistencia humana es la doctrina de Cristo. “La salvación viene de los judíos” (Juan 4: 22).
La pregunta de Pedro, cuando el joven rico se fue triste porque tenía muchas posesiones, es quizás inevitable: “He aquí, nosotros lo hemos dejado todo, y te hemos seguido; ¿qué pues, tendremos? (Mateo 19: 27). Hoy es su pregunta debido a las exigencias que por derecho tiene usted de “vivir viviendo no vivir muriendo” (Hugo Chávez Frías).
El pueblo de Dios, el antiguo Israel, nace en la búsqueda de la gran nación: “Y haré de ti una nación grande, y te bendeciré, y engrandeceré tu nombre, y serás bendición” (Génesis 12: 2).
Y con sobradas razones sociales y benéficas se le pide un diezmo anual para sostener el ministerio de los sacerdotes, así como un diezmo trienal para los pobres, como también perdonar el empréstito a los hermanos: “Del extranjero demandarás el reintegro; pero lo que tu hermano tuviere tuyo, lo perdonará tu mano, para que no haya en medio de ti mendigo; porque Jehová te bendecirá con abundancia… prestarás entonces a muchas naciones, mas tú no tomarás prestado; tendrás dominio sobre muchas naciones, pero sobre ti no tendrán dominio” (Deuteronomio 15: 3-6). La cursiva es nuestra.
Ser considerado oveja es ser miembro de iglesia, nunca observar una conducta sumisa. Ser “ovejas” no significa ser sumisos o sumisas ante todo lo que digan o pidan nuestros pastores. Y si esto no es suficientemente claro la declaración de Cristo como buen pastor es contundente cuando descubre la maligna pretensión de los lobos rapaces que se aprovechan de la inocencia de los pobres para cometer todo tipo de fraudes contra ellos. Sobre todo mantenerlos en la ignorancia. “Nos han dominado más por la ignorancia que por la fuerza” (Simón Bolívar). Mas N. S. Jesucristo se refiere a así mismo como el que nos libera de todo yugo porque es Dios y Señor:
A) “Jesús le dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí” (Juan 14: 6).
B) “Y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres” (Juan 8: 32).
Al seguir estudiando la historia del joven rico el relato dice que se fue y no aceptó el llamado de seguir a Cristo. Ello impone la necesidad de una doctrina social justa entre ricos y pobres y ante el beneficio que sobrevendrá al organizar la iglesia. Exigir los diezmos era correr el riesgo del fracaso ante las multitudes necesitadas. El diezmo era una fórmula jurídica de la Sinagoga, y había fracasado. Y sería un fracaso global ante la multitud que seguía a Cristo y necesitaría una economía totalmente diferente de aquella contemplada en la Ley de Moisés y que nadie quería cumplir.
Luego es perfecto que la doctrina cristiana imponga algo novísimo, algo sobrenatural, como los milagros que se sucedían todos los días ante los ojos de todos. No hay dudas, la enseñanza de Cristo es oportuna: “Anda, vende todo lo que tienes, y dalo a los pobres, y tendrás tesoro en el cielo; y ven, sígueme, tomando tu cruz” (Marcos 17: 21).
“¿Qué, pues, tendremos?” es la pregunta de nuestro tiempo que solo tiene respuesta ahora cuando por el desarrollo científico técnico han alcanzado los medios de comunicación: prensa, radio, televisión. Todos reunidos en Internet y las redes sociales.
Tiempo anunciado por el profeta Daniel: “Pero tú, Daniel, cierra las palabras y sella el libro hasta el tiempo del fin. Muchos correrán de aquí para allá, y la ciencia aumentará” (12: 4).
Pero es al profeta Malaquías a quien se le revela la existencia de la “ventana de los cielos” que se abrirán oportunamente para producir abundancia en el pueblo de Dios (3: 10).
Ciertamente que el espectro radioeléctrico es creación de Dios y él permite las comunicaciones de radio, televisión y ahora Internet. Nadie puede negarlo. Así como tampoco puede negarse el querer utilizar, ahora, Internet y las redes sociales para formar y organizar una red social financiera que resuelva el desempleo, la pobreza y el hambre.
Que supere la economía actual del diezmo que fracasó y dé oportunidades nunca vistas y experimentadas de obras sociales, benéficas, culturales, deportivas y científicas. Esto por la estructura jurídica que brindan las Fundaciones como entes autorizados para desarrollar exclusivamente dichas obras. Obras que la estructura jurídica de las iglesias no le permite hacer.
Nuestra red social financiera exigirá que cada iglesia organice su Fundación.
Esto traerá disensión y persecución:
A) “Respondió Jesús y dijo: De cierto os digo que no hay ninguno que haya dejado casa, o hermanos, o hermanas, o padre, o madre, o mujer, o hijos, o tierras, por causa de mí y del evangelio, que no reciba cien veces más ahora en este tiempo: casas, hermanos, hermanas, madres, hijos, y tierras, con persecuciones; y en el siglo venidero la vida eterna. Pero muchos primeros serán postreros, y los postreros, primeros” (Marcos 10: 29-31). El subrayado es nuestro.
B) “No penséis que he venido para traer paz a la Tierra; no he venido para traer paz, sino espada. Porque he venido para poner en disensión al hombre contra su padre, a la hija contra su madre, y a la nuera contra su suegra; y los enemigos del hombre serán los de su casa” (Mateo 10: 34, 35). El subrayado es nuestro.
Este gran debate sobre la abundancia, del manejo de la ciencia económica para producir felicidad y prosperidad estará sujeto a las leyes que rigen en Venezuela para la formación de la Comuna Socialista.
Ningún pastor, por muy ilustrado que sea, ninguna persona, por mucho poder económico que ostente, y nadie, por mucho poder político pueden oponerse a este proyecto. Esfuerzo exigido por el Gobierno nacional y las leyes habilitantes dictadas a esta fecha nos obligan a todos que para el año 2019 eliminemos la pobreza en todos sus niveles. Así lo determina el 59 Constitucional cuando pone límites a las religiones para evitar falsas enseñanzas: “El Estado garantizará la libertad de religión y de culto. Toda persona tiene libertad de profesar su fe religiosa y cultos y a manifestar sus creencias en privado o en público, mediante la enseñanza u otras prácticas, siempre que no se oponga a la moral, a las buenas costumbres y al orden público. Se garantiza, así mismo, la independencia y la autonomía de las iglesias y confesiones religiosas, sin más limitaciones que las derivadas de esta Constitución y la ley. El padre y la madre tienen derecho a que sus hijos o hijas reciban la educación religiosa que esté de acuerdo a sus convicciones”.
“Nadie podrá invocar creencias o disciplinas religiosas para eludir el cumplimiento de la ley ni para impedir a otro u ora el ejercicio de sus derechos” (Constitución de la República Bolivariana de Venezuela).
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